Opinión, por Juan Ignacio Gallardo, director del Diario MARCA.
Ya no se trata de amar esta profesión, sentimiento que profesamos todos los que la ejercemos, ahora la cuestión es defenderla y protegerla, apuntalarla para evitar un derrumbe que nos convierta en escombros.
Creo que los periodistas que cumplen con honestidad, responsabilidad y profesionalidad su función, los que muestran la debida consideración a este oficio, los que comprenden que es un ejercicio que implica dignidad y altura, los que entienden que somos un instrumento necesario para el correcto desarrollo de la sociedad, los que estamos preocupados ante la creciente pérdida de credibilidad, los que observamos cómo se pisotean los principios mínimos elementales, sólo para contentar a una muchedumbre enardecida y envilecida en las redes sociales, sólo para conseguir el aplauso facilón, frívolo y vacío de quienes se alimentan de mezquindades, ofreciéndoles un espectáculo que cuanto más bochornoso más les sabe a caviar, entregando el prestigio a cambio de un mísero like a una parte de la audiencia (jay, pobre sociedad del futuro!) cada vez más banalizada, insustancial y superficial.
Creo que esos periodistas que respetamos esta profesión y lo que significa deberiamos sacar los tractores a la calle y defender nuestro producto y nuestro trabajo.
Nos jugamos el futuro.
